¿Mito o dicho?

Hoy en día hay muchas expresiones que utilizamos todos los días y no sabemos de dónde vienen. En esta entrada voy a hacer hincapié en algunas entradas que tienen su origen en la mitología y que son, cuanto menos, curiosas.

Llevarse los laureles

Como símbolo de éxito tenemos el laurel. Unas hojas con las que se coronaban a los emperadores y a los campeones de batallas y juegos y que nos ha llegado hasta nuestros días en expresiones y simbologías.  

Esta expresión viene de la historia contada por Ovidio en sus Metamorfosis de Dafne y Apolo. Apolo había ofendido a Eros, dios del amor, y este le lanzó una flecha de amor a él y una de odio a Dafne, la ninfa hija del dios-río Peneo. Apolo cayó prendado de amor por Dafne y esta, horrorizada, lo rechazó innumerables veces y tuvo que huir corriendo del enamorado. Desesperada, Dafne llegó a orillas de su padre y le suplicó ayuda. Éste (muy simpático él) la convirtió en un árbol de laurel. Apolo, al ver su transformación y darse cuenta de que ya jamás podría casarse con ella le prometió que la honraría y que desde entonces el laurel sería su árbol y que sus hojas coronarían las cabezas de los campeones olímpicos. Por ello, cuando alguien es exitoso o gana algo se dice que “se lleva los laureles” como muestra de felicitación.

La caja de Pandora y la esperanza, que es lo último que se pierde

“Abrir la caja de Pandora” significa hablar de problemas, desgracias y malos augurios y hace referencia a Pandora, la primera mujer de la mitología helénica. Cómo no, las mujeres siempre la tenemos que liar y Pandora no iba a ser menos, claro. Esta mujer, que fue creada del barro por Hefesto por encargo de Zeus como castigo para los mortales por el robo del fuego, fue obsequiada con dones de cada uno de los dioses (de ahí su nombre ya que ‘pan’ significa totalidad y ‘dora’ hace referencia a los dones). A Pandora se le entregó una vasija antes de mandarla a la Tierra con el encargo de no abrirla jamás, ya que más tarde descubriría que contenía todos los males. Pandora, que no pudo resistir su curiosidad, acabó por abrir la vasija cuyo contenido desconocía. Inmediatamente todos los males se esparcieron por el mundo, Pandora solo pudo conservar en la vasija un sentimiento: la esperanza, que es lo último que se pierde.  

El talón de Aquiles

Aquiles, el héroe griego de la guerra de Troya. Cuando nació, su madre, la diosa Tetis, lo sumergió en las aguas de un río del infierno que hacían invulnerables a quienes se bañaban en ellas. Mientras lo estaba haciendo, fue sorprendida por el padre del niño Aquiles y este pequeño quedo mojado por las aguas casi por completo, con la excepción de la parte por la que su madre le estaba sosteniendo: su talón. Así, Aquiles era absolutamente invulnerable con todo su cuerpo salvo por el talón, que era su punto más débil. Por esto, se ha extendido la expresión de “ser el talón de Aquiles” para designar las debilidades o vulnerabilidades. 

Quedarse de piedra

Medusa, una de las tres gorgonas, que eran monstruos femeninos que vivían cerca del reino de los muertos. Medusa tenía serpientes en lugar de cabellos y si una persona la miraba directamente a los ojos quedaba petrificada para siempre. Esta mujer, a diferencia de sus hermanas Esteno y Euríale, era mortal y esto hizo que en su conflicto con el héroe Perseo. Este, muy inteligentemente, utilizó su escudo de bronce para acercarse a ella sin llegar a mirarla y decapitarla. Como dato extra, del cuello de Medusa surgió Pegaso y el gigante Crisaor. Y, además, nos ha llegado la expresión “quedarse de piedra” para denotar el efecto de algo sorprendente o inesperado. 

La manzana de la discordia

¿Recordáis a Aquiles y su madre Tetis? Pues en la boda de Tetis con Peleo también hubo jaleito del bueno. A la boda estaba invitado casi todo el mundo. Y digo casi porque la diosa de la discordia Eris no estaba invitada. Pese a esto, ella apareció en la fiesta y arrojó en la mesa una manzana de oro con una inscripción: “para la más bella”. Tres diosas presentes allí se dieron por aludidas y, al no ponerse de acuerdo, exigieron a Zeus que interviniese. Éste, que pese a ser un mujeriego del quince no era tonto, se desmarcó del asunto nombrando como juez al mortal Paris. ¿Os suena ese nombre de algo? ¿De algo como el rapto de una bella mujer que acabó con una guerra de 10 años en la que participaría el ya mencionado Aquiles? ¡Jé! Efectivamente, esa boda dio para muchísimo. Resulta que para sobornarlo, cada una de las diosas le ofreció algo: Hera le prometió poder, Atenea le prometió inteligencia y Afrodita le ofreció el amor de la mujer que él quisiese y este, que estaba enamorado de Helena de Troya, dictaminó que la más bella era Afrodita. A raíz de esta disputa por el título de la más bella será cuando Paris marche a Esparta para raptar a Helena y será cuando estalle la guerra de Troya. Por eso, cuando algo es posible motivo de conflicto lo llamamos “la manzana de la discordia”.

Narcisista

Cuando llamamos a alguien narcisista podemos estar refiriéndonos a dos posibles cosas: al trastorno de personalidad narcisista o a que es una persona presumida. Evidentemente, porque si no, no estaría en esta entrada, tiene un origen mitológico. El joven Narciso era tan bello que su propia apariencia fue su perdición. Como castigo por rechazar de malas formas a numerosas doncellas y ninfas, la diosa Némesis le condenó a enamorarse de la primera criatura que se le cruzase. Este, al ver su imagen reflejada en una fuente a la que se acercó, quedó totalmente enamorado de su propia imagen y, por querer abrazarse, se lanzó al agua y se ahogó. En el lugar donde murió brotó una flor que recibió su nombre. Así podemos explicar tanto el nombre de esta flor como la expresión “ser un narcisista”.

Hacerse eco

“Hacerse eco” de algo hace referencia a contribuir a la difusión de una noticia o hacer que se repita y vaya de boca en boca. Esta expresión nace de la historia de la bella ninfa Eco, que al comunicarse desplegaba tal atractivo que se decía que pronunciaba las palabras más bellas jamás nombradas. Zeus, cómo no, se encaprichó de ella y eso hizo que Hera, que estaba un poco hasta su divina cuca de las infidelidades de Zeus y que conocía poco de feminismo, castigó a Eco desposeyéndola de su arma seductora y condenándola a repetir la última palabra que otros pronunciaban. Regular por tu parte, Hera. 

Vivir una odisea

Esta expresión, que bien podría definir a la perfección el paso de algunos por el sistema educativo nace del largo y difícil viaje del héroe de la guerra de Troya Ulises. Este hombre, que regresaba tras la guerra a su ciudad, Ítaca, junto a su mujer Penélope, vio su viaje sistemáticamente desviado y perjudicado por los juegos de unos y otros dioses que, cuando se aburrían, se dedicaban a jugar con las vidas de los mortales. De este viaje, que se relata en la Odisea de Homero y que os recomiendo, nacen otras expresiones como “oír cantos de sirenas”. Así, cuando se dice que algo es “una odisea” se está haciendo un símil con ese largo y tortuoso viaje. 

 

Tener una vista de lince

Esta expresión se atribuye falsamente a la visión de este animal en peligro de extinción pero, sin embargo, hace referencia a la figura de Linceo, uno de los argonautas que acompañaron a Jasón en la búsqueda del vellocino de oro y que luchó, junto a su hermano, contra Cástor y Pólux. Píndaro, un poeta de la antigüedad, lo describió como el habitante de la Tierra con la visión más penetrante.

Ser presa del pánico

Esta expresión hace referencia al dios Pan, hijo de Zeus y de una ninfa (otras versiones atribuyen la paternidad a Apolo o a Hermes). Esta dios era mitad hombre mitad macho cabrío y su apetito sexual era tal que perseguía y acosaba a todas las ninfas, que huían despavoridas cada vez que veían que Pan andaba cerca y quería atraparlas. Junto a esto, se dice que los persas huyeron despavoridos en la batalla de Maratón debido al caos que Pan había creado (¿la fuerza de las falanges atenienses? No, qué va, todo el dios salidillo este). Como curiosidad extra, añado que en la Edad Media el diablo era presentado con la iconografía de este dios.

Creerse el ombligo del mundo

Esta expresión hace referencia a la piedra sagrada del templo de Apolo en Delfos (el del famoso oráculo al que preguntaban todos) que se llamaba ónfalo, literalmente ‘ombligo’. Se cuenta que Zeus soltó dos águilas en direcciones opuestas para que dieran la vuelta al mundo y los animales se encontraron justo en la piedra del templo mencionado. Además, esta piedra estaba a la misma distancia del cielo y del infierno, por lo que se asumió que era el centro del mundo. De ahí y por asociación viene el uso de la expresión “ser el ombligo del mundo” para designar que alguien se cree muy importante o el centro de atención de algo. 

Ser un caco

Quizá esta expresión se usaba más en tiempos de la LOGSE que de la LOE/LOMCE/LOMLOE (lololololololo) y significa “ser un ladrón”. Hace referencia a Caco, un gigante de tres cabezas hijo de Vulcano que vivía en el Aventino, una de las siete conocidas colinas de Roma. La mitología cuenta que, durante uno de sus doce trabajos, Hércules se quedó dormido a la orilla del Tíber mientras llevaba unas reses. El gigante Caco aprovechó para robarlas, siendo el primer ladrón de reses (cuatrero) en la mitología. El final de la historia cuenta que los mugidos de las reses despertaron al héroe y este mató a Caco.

¿No os parece realmente interesante cómo han llegado estas historias hasta nuestros días y se han quedado en el coloquio popular? 

Si has llegado hasta aquí, insulta a Zeus en los comentarios para poder darte las gracias por el apoyo y hablar de lo melón que era el tío, siendo dios y todo, que sus fechorías dan para otra entrada por lo menos.

¡Nos leemos a la vuelta de la página!